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Violeta Gómez Pérez, Profesora de Filosofía – Coordinadora de Convivencia Educativa Ciclo Mayor
La convivencia educativa se define como el conjunto de relaciones e interacciones cotidianas que se desarrollan entre los distintos integrantes de la comunidad educativa, sean estudiantes, docentes, familias, asistentes, equipos directivos o sostenedores, en todos los espacios y momentos del quehacer escolar. Incluye también la relación de la comunidad educativa con las organizaciones del entorno en el que está inserta y, por lo tanto, es parte de un proceso social mayor que construye la sociedad en su conjunto. La convivencia educativa es también un proceso dinámico, complejo y transformable: se construye y transforma colectivamente en la experiencia cotidiana y en todos los espacios en los que se despliega la comunidad educativa, y es permeable a los distintos contextos sociales y culturales.
La Política Nacional de Convivencia Educativa 2024-2030 promueve una convivencia educativa democrática, inclusiva y respetuosa, guiada por los principios de cuidado colectivo e inclusión, y nos plantea que constituye una base fundamental para el desarrollo integral, el aprendizaje y la vida democrática.
La convivencia educativa no es simplemente un proceso espontáneo, sino que se enseña y se aprende, se gestiona y planifica para que tenga lugar en el aprendizaje cotidiano: en entornos protectores, en el vínculo pedagógico, en la experiencia de aula, en los modos de relacionarse, en la participación, y a lo largo de toda la trayectoria educativa.
La transformación de los modos de convivir requiere de prácticas pedagógicas y formativas que promuevan el respeto y el diálogo como pilares de la resolución de conflictos, favoreciendo relaciones que releven la integridad y la dignidad de las personas. En este sentido, no se espera que en las comunidades educativas no haya conflictos, sino que estos se aborden con un enfoque formativo, reparador y con sentido pedagógico; en otras palabras, los conflictos son una oportunidad de aprendizaje para la convivencia, desarrollando habilidades de diálogo, empatía, la búsqueda de acuerdos, entre otros.
A partir de esto, como institutanos, nos sumamos a la invitación del Ministerio de Educación, a participar como comunidad educativa en la Jornada Nacional “Presentes contra la Violencia”, que será un momento para escucharse, reconocerse, comprometerse y activarse. Es una señal clara: esto lo cambiamos cuando estamos todas juntas, juntos y por sobre todo presentes.




















